sábado, 10 de septiembre de 2011

Disgregación familiar producto de la inmigración…

No sé qué escribir de leyes de inmigración, no sé qué decirles de la influencia en la economía, tampoco sé sobre la aventura que viven los migrantes en su búsqueda de una mejor forma de vida.

 Solo conozco el sufrimiento de los padres y hermanos al ver partir a sus hijos y hermanos, esa parte de la que muy pocos hablan y que parece insignificante; el lado sentimental de la separación de uno o más miembros de una familia.

Y es que la inmigración se ha convertido en la principal causa de la ruptura de los vínculos familiares; desde el hecho de que la persona que parte se ve, prácticamente, obligada a buscar un futuro mejor, lejos del seno familiar, e inicia con su aventura una vida completamente distinta e independiente, donde está obligado a “madurar” a punta de golpes de la vida, no teniendo ya la orientación y apoyo de su familia; experiencia que le obliga a enfrentar los retos de esta vida por sí mismo en un mundo completamente desconocido.

Por la otra parte, la familia que queda en casa, pierde un nuevo bastión en el cual apoyarse; el padre pierde un hijo, con el cual solo se relacionará a partir de ahora vía telefónica o por internet, del cual esperará tener noticias de cada paso que da, y será imposible; muchas veces esta situación viene acompañada de frustración para los padres, por sentir que no han podido darle a sus hijos la vida que hubiesen querido. Para los demás miembros de la familia el sufrimiento es igual, se pierde un apoyo, un compañero, un amigo… el cual poco a poco, la mayoría de las veces, irá relacionándose cada día menos, cambiando su estilo de vida de tal forma que llegará el tiempo en que lo único que sabrán de él es que les ha enviado la ayuda económica que ha prometido.

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