jueves, 31 de octubre de 2013

Una última locura.

Con una última locura
convertimos un adiós
en un hasta pronto,
en un quizás.

Con una última locura
sembramos la esperanza
de reencontrarnos
talvez.

Con una última locura
nos dijimos más cosas
que las dichas en años
de callar.

Con una última locura 
te dí mi anhelo y 
conocí los tuyos,
conocimos los nuestros.

Con una última locura
supimos que no podíamos
decirnos adiós,
no todavía.

Con una última locura
nos reconocimos,
vaciamos nuestros cuerpos
y llenamos nuestras almas.

Con una última locura...
de café, de cama,
de pasión,
de amor.


sábado, 12 de octubre de 2013

Una historia triste...

Hace unos tres años, cuando empezaba en mi actual trabajo, conocí a un joven, fue de los primeros clientes a los que atendimos; era de esas personas dignas de admirar, a pesar de ser de escasos recursos, alentaba verlo todos los meses pasar por mi oficina/casa pagando por adelantado su mensualidad del servicio; siempre en su bicicleta, con un machete incrustado en el marco de la misma y una carga de leña en la parrilla trasera y un saco en el que cargaba cualquier alimento para su casa; nunca paraba de trabajar y cumplir sus responsabilidades como cliente, padre y hombre de hogar.

Era, como dije antes, de esas personas que te hacen creer que vale la pena luchar ante los problemas, no importa cómo ni dónde, porque él viajaba a "la montaña" a trabajar en los cortes de café y en cuanto trabajo le fuera posible. Me hacía pensar que cuando uno es responsable como hombre, como persona, no hay limitante que te obligue a dejar de serlo.

De pronto dejó de llegar, se esfumó, se perdió por completo del pueblo; pensé que, probablemente, estaba trabajando en la montaña y que había encontrado algún trabajo más estable; cuál fue mi susto encontrarlo un día recostado en una acera, terriblemente borracho, completamente irreconocible. Con una mirada perdida y triste me quedó mirando y me dijo: "Pelón, ando hecho mierda, regalame cinco pesos"; me quedé atónito y le pregunté qué le había pasado.

Me contó que había tenido un problema y sin darse cuenta empezó a beber, no supo cuando pasó de beber unos tragos a convertirse en lo que yo estaba viendo. Intenté alentarlo a que dejara eso, que se fuera para su casa y buscara como reponerse, pues él era un hombre que podía salir adelante.

Hoy lo volví a encontrar, peor aún... totalmente destruido, con una botella de guaro barato en la bolsa trasera del pantalón y un tarro de pega en la mano izquierda, me quedó viendo, como intentando reconocerme, sin embargo, no atinó a decir más que un "oe pelón, todo tranquilo".

Pasó de largo y me quedé pensando el porqué personas que a veces lucen tan fuertes, alegres y decididas llegan a ser vencidas por los vicios; de cómo el licor puede destruir al más fuerte, de cómo la vida da vueltas y si no mantenemos nuestro enfoque y empeño por luchar a diario nos podemos convertir en alguien que nunca pensamos.

Supongo que al final cobra sentido el dicho: "el guaro es para los hombres muy hombres.

jueves, 10 de octubre de 2013

Y así...

Nací,
¿crecí? No sé, talvez...
Empecé a vivir,
no sé cuando...
y en eso de no saber
se me pasan los días
viviendo,
sufriendo,
amando...
Unos días lloré
pero casi siempre reí,
unas veces fracasé
y otras tantas vencí...
Busqué mi rumbo a veces
y otras veces el rumbo me encontró.
Llega el hoy y todavía
mi vida está en construcción,
porque muchas veces la construí
y muchas veces la derrumbé, 
pero sé que al final 
algo bueno quedará
producto de probar,
de fracasar,
de levantarse,
de aprender
y de seguir.