lunes, 9 de abril de 2012

Permitiendo el acoso sexual...

En Nicaragua es práctica común de las instituciones escoger para sus puestos de atención al cliente personal femenino, es normal ver entre los requisitos que se piden "delgada, estatura mínima 1.70, excelente presentación etc." Este personal está obligado a ofrecer a los clientes una esmerada atención, hablarles amablemente; por lo cual no es extraño que mas de algún cliente se muestre interesado en ellas más allá de la relación empleado-cliente.

Lo que no cabe en mi mente es que los dirigentes de estas instituciones se presten al juego de permitir que sus empleadas sean acosadas sexualmente por los clientes con tal de retenerlos. Escribo esto porque recientemente he conocido una historia asi:

Todo empezó con una transacción, ella, de 24 años y de buen parecer, lo atendió amablemente, como a todos los clientes; pasado aquel capítulo, él, de 58 años, adinerado, casado y con hijos; le expresó al supervisor de ella que le gustaba mucho y quería invitarla a salir, aprovechando para pedirle el número telefónico de ella, este accede pensando que es algo pasajero o una broma.

A partir de ahí este señor se ha encargado de volverle la vida un infierno, se ha vuelto un obsesionado que no pierde oportunidad para pedirle que sea su amante; repetidas llamadas durante la noche, persecusiones en la calle, esperarla en las afueras del local y cosas similareses. De esta situación tiene conocimiento toda la institución inclusive el gerente del local, que no mueve un dedo por evitar mayores problemas y simplemente le pide a ella, que "no le ponga mente y lo siga atendiendo porque es un cliente VIP".

Ella no encuentra salida y tiene temor a denunciarlo o informar a su familia del problema,  por miedo a perder su trabajo o que su pareja o hermanos tomen medidas que puedan terminar en problemas mayores.

Situaciones como estas viven a diario las mujeres nicaragüenses, el famoso dicho "el cliente es primero" a veces es tomado como una ley que ciega la razón; las personas que están al frente de instituciones o negocios deben dar el ejemplo de respeto hacia las mujeres y están llamados a ser los primeros en evitar que este tipo de situaciones se presenten. Es necesario abrir un poco más los ojos y dejar de ver las "bromas" como algo normal, pues no sabemos hasta dónde puede llegar una situación que pudo ser cortada de raíz.